Todos soñamos, no importa el estado de ánimo, la edad, la creatividad o si tienes los ojos abiertos o cerrados. Es algo que con tan solo pensarlo ya nos encontramos soñando. Recordando algo importante de nuestro pasado o anhelado algo maravilloso de nuestro futuro. Soñar y trabajar por conseguir nuestros objetivos es saludable. Preocuparnos por cosas que no podemos resolver solo nos llena de ansiedad y miedos.
Hay muchas maneras de día a día acercarnos a nuestros sueños y felicidad. Hay muchas maneras de darnos cuenta de que vamos por un buen camino.
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Es normal sentir miedo al intentar cosas nuevas o al estar cerca de cumplir algo grande por no estar seguros de estar preparados. NoLlenarnos de miedos e inseguridades no sirve de nada, al contrario, solo nos aleja de nuestras metas. Muchas veces nosotros somos nuestros propios límites.
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¿Cuántas veces hemos dicho “lo voy a hacer mañana”? ¿Cuántos “mañanas” has desperdiciado al no encontrar el hoy? Plantearnos metas a largo plazo es una buena forma de organizar nuestras metas, sin embargo posponer mucho las cosas también es negativo pues olvidamos los objetivos principales y perdemos la motivación.
Hay que hacer de la vida una aventura continua e inolvidable. Cumplir nuestros sueños conlleva un riesgo que no todos nos atrevemos a tomar. Lo más importante es trabajar que lo que se tiene hoy y no llenar de ansiedad nuestro mañana pero si de logros y motivación. El pasado forma una parte importante de nuestra identidad. Es decisión propia si se quiere ser prisionero del pasado o cazador de sueños.